lunes, 6 de mayo de 2013

Wynton Marsalis - He and She

La Historia es como un basurero gigante: hay montones y montañas de cosas unas encima de otras, sin ningún orden; simplemente apiladas. El camión llega y descarga, como un vómito (un acto), y no hay vigilante ni guardián (no hay guía) que ordene toda esa cantidad de mierda. Hace falta criterio.

Antes de "He & She", Wynton fue el coproductor y uno de los comentaristas en "Jazz: La historia", un documental de Ken Burns que recorre desde los comienzos del blues y el advenimiento del jazz hasta los años sesenta, donde todo empezó a flotar a la deriva. Y cuando Wynton habla en el documental (incluso cuando toca delante de la cámara) hay criterio.

"He & She" es una historia: la narración musical de las aventuras de un niño y una niña que crecen juntos: la emoción, el primer beso, el miedo, la primera vez, la relación, los conflictos. La música también crece (o se pierde): se deshilvana a lo largo de la historia, cambia al mismo tiempo que cambian ellos y cambia su amor (o su enamoramiento). Lo más increíble es que esa historia es, a la vez, la historia del jazz. La inocencia de los niños cogidos de la mano, la inocencia de los niños susurrándose al oído, es el primer hot de Buddy Bolden, una música de ilusión y celebración que va mutando en dos canciones desde el jazz de King Oliver hasta un swing muy personal sin big band alguna. Luego aparecen el bop y el hardbop con el movimiento y la intensidad y la confusión de la adolescencia; después, el vacío del free es la primera caída, y la fusión, una especie de tango que revela el placer carnal del primer sexo. Por último, la vuelta a los orígenes: el blues: él y ella, y ella y él. Un banjo, un tren y una alita de pollo: la ligereza de lo importante, la importancia de lo necesario.

What cause country bluesmen to claim, a man and a woman is a dangerous game

A veces los veo cogidos de la mano, caminando por una cuesta que
siempre asciende donde los comercios se transforman a cada paso y sus dedos también cambian, como si el tiempo estuviese acelerado y su tiempo (el de ellos) fuese sólo esa caminata. En ese pequeño espacio ellos son lo único inmutable (sus corazones). Mientras que la licorería es ahora una tienda de electrodomésticos y la tintorería una sala de lavadoras automáticas, ellos siguen caminando (ascendiendo), a veces a gritos, a veces deteniéndose para un beso largo (a veces incluso se desnudan y echan un polvo en la acera), a veces preguntándose por qué siguen cogidos de la mano. Pero caminan, avanzan y giran y bailan con una farola. Se mueven, y en ese movimiento está la fuerza del orden y del sentido.

Decía antes que Wynton Marsalis tenía criterio para ordenar el basurero y se nota que se pone el mono de trabajo y se ve que es un erudito de los plásticos y reciclables. Pero hay algo más, algo indispensable posterior al orden (porque sin ello no hay música que funcione), y es que Wynton Marsalis también tiene imaginación y puede imaginar la historia y hacer de ella una historia que contar.

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5 comentarios:

  1. Os dejo aquí el link de la página con los poemas del disco:
    http://wyntonmarsalis.org/mediaclips/heandshe/HeandShe_lyrics.pdf

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  2. Gran trompetista, probablemente el mejor en el aspecto de la técnica de su instrumento en toda la historia del jazz. Ademas ha sido un formados de nuevos valores musicales en distintos instrumentos, a los cuales ha apoyado par su despegue.
    Saludos

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    1. Sí, a mí me recuerda mucho a Art Blakey y su constante generación de talentos. Incluso alguno de sus hermanos pasó por los Jazz Messengers.
      Gracias por el comentario,
      Saludos.

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  3. Muchas gracias! Un disco bellísimo!

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