martes, 14 de mayo de 2013

Baby Face Willette - Stop and Listen

La historia de Willette es una iglesia.
Allí se congregan todos los negros de gospel del mundo, alrededor de su hammond. Todos cantan, se alegran y se entristecen, y comen naranjas enormes (también alguno come pipas disimuladamente). Willette cierra los ojos y su mujer llora cuando palpa las teclas y hay sonidos. No hay partitura (y daría lo mismo porque no sabe leer), hay palmas y quejidos y algún grito que dice, yeah!, y otro que dice, c'mon!
Si miras alrededor no hay iconos ni cruces, ni retratos dolientes; tampoco hay podio ni altar. Hay un suelo muy fino de piedra que nadie pisa y hay paredes absolutamente blancas que nadie mira. Los niños bailan un poco y beben agua de esas botellas de cristal donde antes los lecheros guardaban la leche. Las niñas saltan y corren por encima del hammond, se aúpan a los hombros de Willette, le mueven las pupilas y le susurran al oído palabras de amor y de inocencia. Ellas comprenden que hay un misterio ahí: quizá el misterio de lo sagrado, aunque yo creo que es el misterio de por qué ese hombre con cara de niño toca como toca sin saber cómo tocar lo que está tocando. O quizá es lo mismo.


En cuanto abre los ojos todo se detiene. Tiene una sonrisa tenue, como si se acabase de chutar algo muy suave y benévolo. Siente brumas alrededor, siente manos que le tocan los dedos, siente las voces de las niñas que piden otro cuento de esos tan antiguos que él toca con las manos pero en realidad con las encías más antiguas del mundo. Y claro, qué hacer! Cierra los ojos y su mujer le mira con lágrimas muy silenciosas y su colega el guitarrista tampoco mira a nadie (aunque él es un poco heroinómano) y se ponen a ello, como si fuese nada más que cortar amapolas en el campo, o como si cortar amapolas en el campo fuese la respiración más profunda del mundo.

(este disco está grabado en una capilla pequeña sobre la que caía una luz muy leve de vidriera azul. El guitarrista tenía heroína y Willette estaba desnudo. También había un batería que pasaba por allí. Al final de la grabación la luz se fue del todo y ellos se fueron a sus casas con sus mujeres, a follar sin parar hasta que el día empezase de nuevo)

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