La piel te bulle, lo que quiere decir que lo de más adentro sube y lo de más arriba baja hasta posarse: la superficie arde, SÍ!, porque en la piel cae hacia arriba y flota haca abajo. Joder, éxtasis. Y nada de drogas, por lo menos hasta aquí. Quizá alguna seta cuando bajaba el camino del bosque y había ardillas mordisqueando muy cerca, por probar, ya sabes, el regustillo que te dice: eh!, todo está conectado y no te enteras!!! Éxtasis.
Algo de eso debe ser lo que escuchas, porque las notas no están así como así puestas como si alguien que no se entera dijese: qué bien suena. Me pregunto si alguna vez esa nota tan sostenida en el aire no existió. Menuda chorrada, como decía siempre el abuelo, apoltronado en la mecedora. Supongo que para él todo era sostenido porque el humo de la pipa se le quedaba como flotando y el muy guarro a veces escupía hacia un lado como si viviese en el jardín de alguna casona colonial. Pero eso es éxtasis? Digo, pero creo que no. El flow no te sube, ya sabes, si sólo estás en la mecedora como un jodido esquimal que no caza morsas y sólo espera. Los esquimales sí tienen flow, pero no tengo ni idea de cómo llegan a tenerlo las notas. Las notas se mueven? Con estas cosas me empiezo a marear y por un momento me digo, baja al camino del bosque otra vez a ver si cazas algún alce con mirada de, eh tío, estoy perdido por el mundo, y cara un poco de bobalicón y a ver si encuentras más setas por los lados y dices, esto sí, coño, esto es éxtasis!!
Porque puede ser cualquier cosa, no? Podría serlo, el hombre del tiempo por ejemplo, tiene cara de gilipollas, pero conoce el movimiento de las nubes aunque sea por aproximación y cuando dice, toma!, di en el clavo!, es decir, cuando dice que las malditas nubes se han colocado exactamente como él había imaginado que se colocarían en un cielo despejadísimo y azul oscuro, es eso?, cuando todo encaja?, lo de dentro refleja lo de fuera y dices, tío, esto sí! Pero dónde encajan las notas, dónde encajan los aporreos que el tipo este de cara de sapo le mete a las últimas teclas del piano. Es como si ya existiesen o como si todo lo que llevan dentro (esa carga imposible, de verdad, jodidamente imposible de entender) existiese de antemano, o como si sólo se pudiesen comprender como existentes, y todo lo demás quedase colgando como el humo de mi abuelo muerto, flotando en una nube de millones de gotitas de semen, esperando a ser cogido. Qué asco.
Aunque en realidad, así mirándolo en perspectiva, qué maravilla.
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